Llega junio y con este mes llega el último episodio de la temporada. Una temporada menos organizada que la primera, sin duda. Pero ha seguido sugerencias e ideas imprevistas quedando casi un recorrido mediterráneo con sus excepciones, como todo lo lógico en la vida. Esas excepciones que nos sacaron de nuestra zona de confort fueron el paseo por Johannesburgo y lo será el episodio de hoy, que nos lleva hasta el Atlántico y nunca mejor dicho, porque vamos hasta una isla. ¿Queréis descubrir la casa de Saramago en Lanzarote?
Ya hemos hablado de varios lugares en los que antiguas casas de sus dueños/escritores se han convertido en bibliotecas y museos como por ejemplo, la de Menéndez Pelayo en Santander o la Casona de Tudanca de José María Cossío, o una más reciente, la de Robert Graves en Mallorca. En este episodio, vamos a descubrir «A casa» la antigua vivienda y ahora museo de José Saramago.
Este año celebramos los 100 años del nacimiento de Saramago en Portugal. Sin embargo, el portugués desarrolló a lo largo de su vida un vínculo especial con Lanzarote, donde vivió casi 20 años (1).
A su fallecimiento, hace ya 10 años, su familia decidió compartir con todo el mundo esa casa en Tías, a pocos kilómetros de Arrecife, para poder descubrir el día a día más creador pero también el día a día personal del escritor. Pero si hay algo que destaque en esa casa es su biblioteca. Ya hemos hablado alguna vez de cómo nos imaginamos las bibliotecas de estos artistas, ya hablamos de la historia de la biblioteca personal de Mario Camus en Santander o cómo se puede visitar también la de Nelson Mandela en Johannesburgo. ¿Pero cómo será la de Saramago?
Saramago llegó a Lanzarote en 1993 por motivos muy concretos. Se exilió de Portugal por la censura que recibió su libro “El evangelio según Jesucristo” publicado en 1991. Pero esa coherencia y compromiso es uno de los signos de identidad de este autor. Solo por recordar algunos ejemplos de ese compromiso y sus consecuencias, en 2002, fue considerado persona non grata en Israel por comparar la política israelí en los territorios ocupados con los campos de exterminio nazis de Auschwitz. En Israel, como respuesta, retiraron todos sus libros de las librerías del país (2). El 13 de julio de 2010, la mayoría de centro-derecha del ayuntamiento de Oporto, votó en contra de la propuesta de poner el nombre de José Saramago a una calle de esta ciudad (3). Podemos aquí también entrar en el debate del compromiso del autor/a, ¿imprescindible?
Tuve el gran placer y lujo de asistir a un curso donde él era el único ponente en la UIMP, en Santander, hace más de 20 años. Una semana, mañana y tarde, escuchándole hablar y os aseguro que no aburría. Yo, ahí, que ya me gustaban sus libros (El Evangelio según Jesucristo o Ensayo sobre la ceguera están entre mis libros favoritos) descubrí a la persona más entrañable y a la vez más inteligente que he conocido. Sin duda, la persona superó al autor, y era difícil.
Una de las historias que contó que más recuerdo es cómo nos compartió que Pilar del Río llevaba bordada una frase de “El Evangelio según Jesucristo» en el vestido que llevó para acompañarle a recoger el Nobel. Esa frase era “Miraré a tu sombra si no quisieras que te mire. Quiero estar donde estará mi sombra, si allí estuvieran tu ojos” (4). En aquel momento, recogiendo el Nobel en 1998, también hizo un alegato pidiendo a la ciudadanía que tomase la palabra para defender los Derechos Humanos. Este alegato tenía un por qué. Por un lado, por ese compromiso que decíamos que definía a Saramago pero también porque ¿sabíais que se recoge el Nobel el mismo día que se conmemora en todo el mundo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los 10 de diciembre? Evidentemente, es pura coincidencia, y se entregan ese día porque es el día que murió Alfred Nobel. El discurso recogiendo el Nobel me parece otra maravilla, en él, habla en detalle de algo que también compartió con nosotros en aquel curso: su abuelo, que no sabía leer ni escribir, era la persona más sabia que había conocido. Os dejo el enlace al discurso por si os apetece leerlo: https://www.dropbox.com/s/5qbg09j2lw2jo0a/discursos_estocolmo_espanhol.pdf
Pero volvamos a Tías, a su casa y su vida en Lanzarote. Ese día a día en la isla lo contó en “Diarios de Lanzarote” que yo no me he leído (5). ¿Alguien se anima a compartir?
En la entrada de la casa hay una escultura con las iniciales de José Saramago y de Pilar del Río. La escultura dibuja un olivo que representa el pueblo originario del escritor, Azinhaga. Y en el pie de esa escultura encontramos esta frase de Saramago: “Lanzarote no es mi tierra, pero es tierra mía”. Saramago describía esta, su casa, como “una casa hecha de libros”. Ya nos estaba diciendo todo sobre este lugar. Si Saramago habla de su casa como una casa hecha de libros, entonces, ¿qué dirá de su biblioteca? Él decía de las bibliotecas que “no nacieron para guardar libros, sino para acoger personas”. También decía Saramago que los libros tenían dentro a su autor/a y deberíamos abrirlos pensando en ello porque las bibliotecas, “tienen gente en los estantes”.
El tema de las casas y las bibliotecas me ha hecho recordar dos cosas. La primera, las bibliotecas humanas (6) ¿habéis vivido esa experiencia alguna vez? La idea consiste en conversar o mejor dicho, escuchar, la historia de una persona. Esto permite acercarte a realidades que de otra manera quizás no podrías conocer o al menos, no las conoces de la misma manera. Yo tuve la oportunidad en 2018 y os aseguro que es una de las mejores actividades que he disfrutado en mi vida. Cada persona sería como un libro de una biblioteca, con su propia historia.
La segunda idea que me ha sugerido el tema de las bibliotecas como lugar para acoger personas tiene que ver con un extracto del último libro de Leila Slimani, «El perfume de las flores de noche» que ha editado Editorial Cabaret Voltaire (aquella editorial de la que hablamos en el episodio de la librería de Las Columnas). En este texto la escritora habla de su proceso de escritura e incluye una referencia muy evocadora sobre cómo las bibliotecas son lugares donde sentirse seguras. ¿Os pasa que sentís las bibliotecas como un espacio de seguridad? Creo que esa «seguridad» la traduciría en libertad, posibilidades, calma, ausencia de juicios… Por cierto, esta escritora pasará en noviembre por Lisboa por la Fundación José Saramago.
Saramago escribía dos cuartillas cada día (7) en su biblioteca. Trabajaba allí, admirando su biblioteca y los cuadros tan elegidos que cuelgan en las paredes y por supuesto, acompañado por todas esas personas que son los autores y autoras que están acomodados en los estantes de su biblioteca en forma de libros.
La organización de esta biblioteca es personal, no sigue ningún criterio profesional de bibliotecario. Por ejemplo, los libros escritos por mujeres están juntos y por orden alfabético. Pero resulta que este criterio no fue idea de Saramago sino de su mujer y traductora, Pilar del Río. ¿Os imagináis por qué? Pilar del Río dice que si las autoras no habían sido respetadas por los escritores hombres por el hecho de ser mujeres, no tienen tampoco porqué compartir espacio con ellos en una biblioteca (8). Otras secciones, como ensayo, filosofía o memorias son temáticas y la literatura, por países. ¡Este criterio geográfico igual se lo empiezo a copiar! Aunque me va a quedar muy descompensado. ¿De qué país tenéis más autores y autoras en vuestra biblioteca?
Otra cosa que llamará la atención de esta biblioteca es que hay muchos libros de autores y autoras autopublicados y que le regalaban al escritor y que él guardaba con respeto y admiración. Y es verdad que los guardaba porque he visto en la web un mensaje de un visitante recogiendo su sorpresa al encontrarse su libro en las estanterías de la biblioteca de Saramago. Además de estos libros tan nuevos, también tenía algún libro propio de bibliófilo. Por ejemplo, un ejemplar del siglo XVII de «Historia del futuro» del jesuita Antonio Vieira que para el Nobel era el mejor escritor portugués de todos los tiempos. (pag.21 https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2517533.pdf)
Saramago decía que él no había nacido para tener una biblioteca personal pero resulta que acumuló más de 20.000 libros (pág. 2 https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2517533.pdf). Y todos esos libros teniendo en cuenta que Saramago no pudo comprar su primer libro hasta que tuvo 19 años.
Esta pequeña colección de 20.000 libros, cómo era previsible, ha tenido más de un intento de divulgación. Una vez más, una universidad va a cumplir con su objetivo social de divulgar ciencia y la Universidad de Granada llegó en 2006 a un acuerdo con José Saramago para catalogar y digitalizar su biblioteca y sus manuscritos. Esas descripciones y catalogaciones se incluyeron en el catálogo de la biblioteca universitaria pero nunca estuvieron físicamente Granada. Hoy, todos esos originales y gran parte de la biblioteca de Saramago está en la Biblioteca Nacional de Portugal y la propia Fundación José Saramago.
En la antesala de la biblioteca se encuentra la literatura de América rodeada de retratos de los escritores favoritos: Cervantes, Caomens, Pessoa, Drummond de Andrade. Pero ¿cuáles eran los libros favoritos de Saramago? Os cuento que la editorial Alfaguara trabajó con Saramago para publicar en su colección Clásicos Modernos sus libros favoritos como hicieron con los preferidos de Borges. ¿Cuáles son? (9) «Jaques, el fatalista» de Denis Diderot (10); “Llámalo sueño” de Henry Roth (11); «Victoria», de Joseph Conrad (12); «El custodio» de Anthony Trollope (13) y «Vida de Henry Brulard», de Stendhal (14). Ni idea de ninguno de ellos. Y siento una cosilla rara por no encontrar ninguna autora.
Toda la casa y la biblioteca es puro arte porque está llena de cuadros y esculturas de distintos artistas pero también es conocido que Saramago admiraba de César Manrique, el artista canario. Cuentan que Saramago llevaba siempre a sus visitas a la Fundación Manrique en Tahíche como lo primero que tenían que conocer de la isla. Lo curioso es que nunca llegaron a conocerse en persona, solo hablaron por teléfono y quedaron, pero el artista falleció en un accidente de tráfico antes de verse (15).
Esa relación con el arte también se ve en el jardín que fueron construyendo en torno a la casa. Veréis muchos árboles y todos ellos con su significado: membrillos en honor a Antonio López y a la película de Víctor Erice de “El sol del membrillo” (una de sus películas favoritas), un olmo en honor a su sobrino con ese nombre, olivos por su Azinhaga natal. Estos árboles y su jardín, me han traído a la memoria su cuento infantil “La flor más grande del mundo” que además tiene una versión animada con música de Emilio Aragón (16). En el libro “Las maletas del viajero” (que recoge crónicas escritas en unos periódicos años antes) recoge “Historia para niños” que es donde se inspira el cuento de “La flor más grande del mundo”. En la crónica comienza planteándose por qué no escribir un día una bella y sencilla historia para niños que por su moraleja ayude a la madurez del ser humano y lo consiguió con creces. Este año, 2022, con motivo del centenario de su nacimiento, en Canarias se está haciendo actos conmemorativos y el primero ha sido leer simultáneamente en 30 coles este cuento de Saramago (17). Pero el escritor portugués escribió más historias infantiles como “El lagarto”, que podemos encontrar narrado por Lola Dueñas (18).
Aquí dejamos el episodio dedicado a la biblioteca de Saramago. Gracias a Elena por proponer este lugar, por reacercarme al escritor y persona y por supuesto, por las fotos.
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