¿Cómo definirías un club de lectura? ¿No os resulta una pregunta difícil? Hay muchas formas y formatos pero podríamos decir que sea la que sea un club de lectura, el objetivo es compartir lecturas. Entonces, ¿cuándo surge la idea de compartir lecturas? Si nos vamos a fuentes históricas, Plinio El Joven (siglo I d.C) ya hablaba de esta práctica de compartir lecturas. Esto lo cuenta Alberto Manguel, un escritor e intelectual argentino que ha sido director de la Biblioteca Nacional Argentina (1) en su libro «Una historia de la lectura”.
Lo que cuenta Manguel en este libro sobre el tipo de club de lectura de Plinio difiere (quizás) de lo que nosotras pensamos hoy que es un club de lectura. En la época de Plinio se juntaban para leer en voz alta el texto en su última versión y los oyentes podían hacer aportaciones para mejorar ese texto(2, pág. 243). Vemos ya aquí como el origen del compartir lecturas se asocia a una cierta élite, en este caso de autores y creadores. Y esto sigue así a lo largo de unos cuantos siglos. Quizás, lo asociamos a lo que nosotros llamaríamos una «tertulia».
Para hablar de estos clubes más selectos, formados por personas que sabían escribir y leer, vamos a ver que la historia nos muestra que muchas mujeres crearon espacios de este tipo. Así, el historiador Roger Chartier (quien dice que ya podemos hablar de antecedentes de club de lecturas en el siglo V a. C), habla de varias mujeres dinamizadoras de clubes de lectura. A ver si nos suenan algunas: Safo de Lesbos, bastante conocida por sus poemas; Santa Marcela, que en Roma se reunía con otras mujeres y charlaban sobre los libros que leían o Sukaina (3), bisnieta de Mahoma que reunía en su casa a poetas también para compartir lecturas de poemas. (4, p. 11)
Y algo más recientes, como esas famosas tertulias literarias de Madame de Staël (5). De hecho, en Wikipedia hablan de ella como tertuliana por esos encuentros que organizaba allá por el siglo XVIII.
Y también estas figuras surgen en España. En el siglo XIX, la autora Frasquita Larrea, en Cádiz también organizaba este tipo de reuniones. (6, p. 12 ). Esta mujer autora fue madre de otra autora que quizás os suene más, Fernán Caballero (7). Sí, utilizaba este pseudónimo masculino pero su nombre real era Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea (8). Pero volvamos a nuestro tema sobre los clubes de lectura.
Este tipo de tertulias, en España, han sido populares o mejor dicho, conocidas, porque se hacían en cafés que son todavía hoy en día reconocidos por ser aquellos puntos de encuentro de escritores y escritoras como por ejemplo, el café Quatre Gats en Barcelona o el café Gijón en Madrid o el café Levante, del que Valle-Inclán decía que: «ha ejercido más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias»(9). Estos cafés me han traído a la memoria otro café, el café Gluck donde Jakob Mendel, librero de viejo, atendía a sus clientes en el libro de «Mendel, el de los libros» de Stefan Zweig.
Pero seguimos con ese origen de clubes desde las élites. Partiendo de la propuesta inicial de ese compartir historias y lecturas, me surge la pregunta de si esos juglares que iban contando historias por las plazas de ciudades y pueblos o los encuentros de familiares y amistades compartiendo historias que se transmitían de forma oral de unas personas a otras. Este tipo de encuentros como «ocio» o para amenizar, me llevan hasta El Decamerón de Giovanni Boccacio que tiene como marco el estallido de la peste negra en Florencia en el siglo XIV que hace que sus diez personajes se vayan a una mansión donde se van contando relatos para pasar el tiempo (10).
Pero, ¿cuándo surgen los clubes de lectura tal y cómo hoy los entendemos? Esos clubes más «para todo tipo de públicos». Para Jesús Arana Palacios, el primer club de lectura lo creó Anne Hutchinson en Estados Unidos, incluso puede que ya en 1634 organizar estos grupos de lecturas de la Biblia en el barco desde Inglaterra (11 y 12). Y aquí un inciso para hablar del proyecto pregunte. es porque es un servicio muy interesante. Se trata de un servicio de información del Ministerio de Cultura y Deporte en el que participan bibliotecas de diferentes comunidades autónomas. Este servicio responde de forma gratuita y a través de Internet (correo electrónico o chat) aquellas dudas o consultas de la ciudadanía sobre cualquier tema, aunque se ve que hay muchas consultas sobre bibliotecas en sí mismas. Y aquí hubo alguien que preguntó por el origen de los clubes de lectura.
Y los siguientes más antiguos y que siguen funcionando van a tener también por protagonistas a mujeres que buscaban y necesitaban un espacio propio ya que estaban excluidas de la universidad, de los clubes de hombres, y cualquier otro espacio donde el saber, la literatura, la política, etc… no era para ellas. Así nacen el Ladies’ Reading Club en Houston en 1885 y el Ladies’ Literary Club of Ypsilanti en Michigan También es de esta época otro club de lectura muy particular, el Grolier Club en Nueva York. Este club fue creado por Robert Hoe en 1884 con un tema muy específico para un fabricante de imprentas como era Robert. Quería fomentar el estudio de los libros, de su historia, de su producción, etc… Ese club fue creando su propia biblioteca y hoy en día, sigue existiendo y tiene un fondo digno de estudio para los amantes de los libros antiguos. (13).
En Europa también surgieron este tipo de clubes de mujeres.
La idea del desarrollo personal a través de la lectura. En 1750, Elisabeth Montagu y Lady Margaret Cavendish Harley crearon un salón literario en Londres. Aunque era de mujeres, invitaban a hombres a asistir y de esta alguna de estas visitas se cree que surgió el origen del nombre popular que se comenzó a dar a estas mujeres: bluestocking (14). El término equivalente en español sería algo así como «marisabidilla». Se utilizaba para referirse a mujeres intelectuales en un tono despectivo. Pero, Mary Beard vino para cambiar esa idea (15).
Mary Beard, académica de Cambridge, divulgadora y a la quizás conozcáis más por sus libros sobre la antigua Roma (16) , cuenta que ella desde joven iba con sus medias azules a las entrevistas de trabajo. Lo que ha conseguido es cambiar esa idea negativa de las medias azules convirtiéndola en algo positivo y digno de orgullo para cualquier mujer (17)
Los clubes de lectura como los que todos tenemos en mente, aparecen en la segunda mitad del siglo XX de la mano de las bibliotecas públicas. Aquellas bibliotecas que tradicionalmente habían almacenado libros inician su parte más social. Como suele pasar, los primeros los tenemos localizados en los Estados Unidos y en el caso de España bastante más tarde, en los años 80. (18) El primero que tenemos datado en España nació en la Biblioteca de Guadalajara gracias a su directora de entonces, Blanca Calvo (19). También parece que hoy en día Castilla La Mancha es la comunidad autónoma con más clubes de lectura en España (20)
Como vemos los clubes de lectura y las mujeres están desde siempre estrechamente relacionados. Y relacionado con esto, antes de cambiar de tema, os cuento otra anécdota: el novelista británico Ian McEwan se dedicó a regalar novelas en un parque de Londres y comprobó que las mujeres aceptaban los libros encantadas pero lo hombres le miraban con cierta desconfianza, tal fue el recelo que solo uno aceptó el regalo. Ante esta situación, el escritor dijo: «Cuando las mujeres dejen de leer, la novela morirá». (21)
La idea inicial de esos clubes es promocionar la lectura entre la ciudadanía y posiblemente hoy también tenga esa función pero quizás ya no sea la prioritaria. Ese factor social, encontrar personas diferentes pero con intereses comunes, disfrutar de un libro de una manera diferente, descubrir autores y autoras que quizás no leerías nunca, aprender cosas nuevas, abrir mentes, mejora habilidades sociales … Hoy en día se estudia sus posibilidades como herramienta para incidir en la soledad y el aislamiento
Dentro de esa evolución, como es natural en casi todos los procesos, estos clubes comienzan en zonas urbanas y poco a poco llegan a zonas rurales. De hecho, parece que hoy en día son más habituales en municipios pequeños que en capitales de provincia. También dicen los datos, que la mayoría de sus miembros son mujeres.
Con las nuevas tecnologías e Internet, los clubes de lectura han encontrado nuevos formatos virtuales: el club de lectura virtual donde las personas que participan comentan simultáneamente e incluso viéndose las caras, los libros; o bien utilizan un chat donde cada uno va comentando en cualquier momento según se va leyendo el libro; blogs donde alguien comenta libros y otras personas añaden o complementan esa información, etc (22)
Pero si queremos encontrar un antecedente a esos clubes de lectura tan numerosos utilizando tecnología, tenemos que hablar de la presentadora de televisión norteamericana Oprah Winfrey que inauguró su propio club en 1996. Durante quince años recomendó y comentó setenta libros. El efecto de este club se tradujo en que las editoriales tuvieran que reeditar el libro que ella recomendaba porque se vendían millones de ejemplares. Así pasó con Cien años de soledad o El amor en tiempos del cólera de Gabriel García Márquez o con clásicos como Anna Karenina.
Más tarde, en 2015 Mark Zuckerberg inauguró también su propio club de lectura virtual. Él quería promover la lectura de libros sobre tecnología, nuevas culturas, etc… Su primer libro fue El fin del poder de un autor venezolano que se llama Moisés Naím. El efecto de este club se tradujo en que este autor pasó en Amazon de ocupar el puesto 45140 al 10. (23)
¿Cómo serán los clubes de lectura del futuro?
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