Vamos a salir de Santander para ir a sus alrededores, al Valle de Camargo, donde tienen una biblioteca preciosa pero que además nos va a contar muchas cosas curiosas que seguro que os van a gustar.
Las bibliotecas municipales son pequeños tesoros que tenemos que cuidar y por eso, está bien conocer sus orígenes. A veces, damos por hecho que esas bibliotecas han estado y estarán siempre ahí, pero resulta, que el día menos pensado nos podemos encontrar con que empiezan a ser considerados espacios poco útiles.
Hoy descubriremos una biblioteca muy joven porque sus orígenes se remontan a 1985. Democracia reciente en España que justo entra en la UE ese año. Y en una pequeña (por entonces) junta vecinal de Maliaño instalan la biblioteca en un local de la calle Menéndez Pelayo, con unos dos mil libros. En su primer año, tienen más de 20.000 préstamos y más de mil socios. Así que, para dar un mejor servicio a la ciudadanía, se trasladan y van a un lugar muy especial de la zona, el Centro Cultural La Vidriera.
La Vidriera es un lugar muy conocido en la región (yo sin ser de esta zona conocía el espacio) por todo lo que ha venido haciendo a nivel cultural en este territorio. La Vidriera, que sigue existiendo, tiene su nombre del edificio donde está. En 1921 se instala allí una fundición de vidrio, especializada en botellas y tubos. En 1951, la compra una empresa alemana y pasan a hacer bombillas. Y tras cerrar, el ayuntamiento de Camargo lo convierte en un centro cultural y deportivo (https://redpatrimonioindustrialcantabria.org/portfolio-item/la-vidriera/) En este nuevo emplazamiento, hay más espacio y se abre la posibilidad de ampliar con otras actividades además del préstamo. Por ejemplo, ponen en marcha con todos los colegios del municipio el concurso “Encuentro con el libro” pero también hacían visitas guiadas en la biblioteca. Hoy se siguen haciendo y además, de la mano del Pirata Tejuelo. ¿Habéis estado alguna vez en una visita guiada del uso de bibliotecas? Yo solo he oído hablar de ellas y sobre todo de las bibliotecas universitarias pero no en modo infantil y me parecen una gran idea y potencial para dar a conocer el espacio a las familias y sus posibles usos. Me da, que mucha gente sigue pensando que en una biblioteca solo se pueden coger libros y es que hay mucho más.
Hicieron, en tiempos quizás en los que no era tan habitual, actividades infantiles de todo tipo pero tras un estudio en colaboración con la Universidad de Cantabria para evaluar la biblioteca con la ciudadanía, allá por el año 1996, se amplían horarios y se ve de nuevo necesario, buscar un nuevo espacio, porque de nuevo, se está quedando pequeño. Si hay algo que hace muy bien esta biblioteca es colaborar con todo el entorno, es un eje más del municipio, un espacio de participación de la ciudadanía. Se adapta a los nuevos retos y comienza a desarrollar actividades que faciliten el acceso al conocimiento y la información para todas las personas. Ante el problema de espacio, decide utilizar los espacios públicos más allá de sus paredes y sale a la calle. ¿Qué es lo que hacen? Se van a poner libros a las consultas médicas, a la piscina, en el parque, en el mercado, actividades de bookcrossing (¿os acordáis del episodio de hace dos temporadas sobre bookcrossing?) En el espacio actual, enfrente de un parque, esa idea de espacio abierto a la ciudadanía se demuestra mucho más.
Si hay algo que me gusta, es encontrarme libros en los lugares más inesperados (que cada vez son menos). Libros en playas, árboles, freelittlelibraries por todas partes y en espacios muy chulos que demuestran la creatividad de los espacios. Mi sorpresa más reciente fue en un árbol de un parque de Bran, en Rumanía, donde el castillo del conde Drácula, pero quizás el que más me gusta porque me rompe mil prejuicios que tengo en mi cabeza, es el que hay en la plaza del mercado de Castro Urdiales en un puesto de una pescadería. Me encanta esas sillas de plástico delante del puesto (se ve desde todos lados) con sus libros para que puedas hacer la cola, no solo sentada, sino leyendo, y con juguetes para que las criaturas que te acompañan jueguen o lean. ¿Cuál es vuestro sitio favorito de “libros inesperados o fuera de su lugar habitual”?
Y hablando de proyectos interesantes, uno de ellos es que el que lleva la lectura a los centros de personas mayores y menores del municipio. Se llama “Leemos para ti” y es justo eso, lectura en voz alta. Hace ya bastantes años participé en un proyecto similar. Era un club de lectura fácil y ahí leíamos en voz alta un libro. El club de lectura era de personas mayores y era fantástico esas lecturas en voz alta capítulo a capítulo con su conversación posterior sobre lo leído. Hoy en día, la Biblioteca de Camargo da cobijo a 11 clubes de lectura.
Pero si hay algo interesante que he descubierto con esta biblioteca es el servicio de préstamo de “obras de teatro”. Aquí tenéis el enlace: https://teatroteca.teatro.es/opac/?locale=es#indice con vista previa para luego pedir en préstamo la obra que más te apetezca. Y si vais en persona, veréis que la sección de teatro también está en la sección juvenil.
En 2020 se trasladó esta biblioteca al edificio de oficinas de la antigua fábrica de Cros, en Maliaño. Un edificio precioso que perteneció a una empresa de químicos catalana que se instaló en Maliaño en 1918 y hoy está catalogado como patrimonio industrial de Cantabria (https://redpatrimonioindustrialcantabria.org/portfolio-item/oficinas-sociedad-anonima-cros/). Como podéis ver es un edificio industrial reutilizado, como veíamos en La Vidriera. Es muy espacioso y luminoso. Ha dado lugar a un amplio recinto dedicado a la lectura y abierto a la ciudadanía. Pero especialmente a la gente joven, creando un espacio agradable para leer y estudiar, además de otras actividades como las presentaciones de libros, los clubes de lectura o incluso salas de escape con motivo del Día de las bibliotecas. Espacios para todas las edades, desde las primeras lecturas, a la infantil y pasar luego a la juvenil ya en la planta general.
¿Podemos imaginar un personaje ilustre de este municipio y que tenga que ver con las bibliotecas? Pues hay al menos uno que además tiene su relación con una de las bibliotecas más famosas de España. ¿Quién creéis que puede ser? Seguramente a Juan de Herrera solo lo conozcamos por las calles que llevan su nombre pero era un arquitecto muy famoso en su época.
Para daros la principal pista deciros que diseñó El Escorial de Felipe II. Y en el diseño de este edificio se incluyó una biblioteca espectacular. La biblioteca de El Escorial es conocida como la Escurialense o la Laurentina y es una de las grandes bibliotecas que visitar en España. Juan de Herrera diseñó las estanterías dóricas que la caracteriza pero luego fueron construidas por otros artistas como José Flecha o Martín de Gamboa. Entre las curiosidades de esta biblioteca encontramos la forma de colocar los libros. Está colocados con los cantos hacia fuera par que el papel respirase. Eso sí, pintados de dorado para darle empaque y con un número para poder saber qué sacar. Eso sí, primero, para saber qué libro vas a sacar tienes que mirar hacia el techo, identificar las pinturas de la bóveda que son las que te indican de que área se tratan los libros de esa sección.
La Biblioteca se ideó como una gran biblioteca renacentista por el Rey Felipe II en el siglo XVI y tiene ediciones de esta época. Hay más de 40.000 volúmenes y 500 incunables. La idea de esta biblioteca era disponer de un lugar donde proteger libros y accesible en un único lugar, lo que la hace de las bibliotecas de fondo antiguo más importantes del mundo. Y todo ello teniendo en cuenta que en 1671 un incendio hizo que desaparecieran más de 4.000 ejemplares. (https://www.patrimonionacional.es/visita/real-sitio-de-san-lorenzo-de-el-escorial/espacios/biblioteca y https://www.youtube.com/watch?v=MgXT5WNAV3Q)
Pero es relevante la idea de esta biblioteca como lugar de estudio y de trabajo científico humanista desde la idea de «biblioteca pública» (https://www.julianmarquina.es/cosas-que-quizas-no-sabias-de-la-majestuosa-real-biblioteca-del-monasterio-de-san-lorenzo-de-el-escorial/ ) . Bien entrada la segunda mitad del siglo XVI, aún no existía en España una gran biblioteca y era el objetivo de los humanistas de la época. Querían contar con una que reuniera en un solo lugar tanto los manuscritos como impresos que existían dispersos por España… El que dio la idea al rey fue Juan Páez de Castro. Está claro que esta idea de biblioteca pública del siglo XVI no es la misma que tenemos ahora. La idea de bibliotecas públicas para todo el mundo surgen un poco más tarde y de la mano de las iglesias.
Cuentan Andrew Pettegree y Arthur de Weduwen en su libro “Bibliotecas” como las bibliotecas seguían siendo un instrumento político (como en Roma; también lo contamos en un episodio de la temporada anterior) y y una demostración de riqueza y poder. Pero hay un hombre, Kirkwood, un pastor inglés que promueve como principio de la Reforma Protestante la instrucción del pueblo y con ello una propuesta de bibliotecas públicas que pudieran dar servicio en las ciudades pero también en el entorno rural. En 1699 propone abrir una biblioteca pública en cada parroquia de su Escocia natal. El plan de Kirkwood merece un episodio por sí mismo, así que lo dejamos para otra ocasión. Pero hay que decir que esta idea de las parroquias también Carlomagno, allá por el siglo IX, la tuvo. En Aquisgrán, había hecho que las parroquias conservaran libros litúrgicos esperando que los párrocos fueran agrandando esas bibliotecas. En el Siglo XIV y VI las donaciones con la idea de que la comunidad pudiera acceder es más frecuente. Se han registrado donaciones a las ciudades con la idea de crear esas instituciones públicas pero era difícil encontrar dinero para ello. De las pocas ciudades que sí consiguieron crear esa biblioteca municipal fue Hamburgo. Desde 1651 abriría cuatro horas diarios y en 1701 ya permitía sacar libros en préstamo. En Zurich, en 1629, cuatro comerciantes fundaron una biblioteca a iniciativa privada. Lo que cuentan estos autores en sus investigaciones es que fue “la inyección de energía ciudadana” lo que fue consiguiendo la realidad de estas bibliotecas a lo largo del tiempo..
También hay que contar como la Reforma Protestante incluías, según indicaba Lutero, el fundar escuelas para educar a la juventud y que estuvieran equipadas con bibliotecas. En el siglo XVIII en algunas bibliotecas escolares había más de 10.000 libros que eran colecciones eruditas estupendas pero poco útiles para el alumnado. También pasó en otros lugares como los países bajos, que tras la reforma protestante, las propiedades monacales pasaron a ser del Estado y sus bibliotecas se fueron convirtiendo en lugares públicos pero con libros en latín que casi nadie podía leer. En muchas ocasiones dotadas de libros joya, caros pero de poco uso ciudadano. Y evidentemente, no hace falta decirlo, pero estas bibliotecas no tenían acceso mujeres y niños.
Así vemos de donde surgen las bibliotecas municipales y cómo han evolucionado en sus usos y usuarios.
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